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PARATUBIENESTAR

EL PODER DE DIOS

Dice Dios por medio del profeta;  "" El corazón del hombre es de lo más retorcido, esta es la razón por la que  suceden muchos desastres,  guerras, asesinatos, robos, violaciones y todas clases de males,  el mal esta dentro del propio hombre,  es el espíritu del hombre,  si  nos pusiéramos a  mirar nuestro interior, nuestras intenciones y nuestras reacciones ante una contrariedad , nos daríamos cuenta que realmente somos malos porque nuestro espíritu es malo.
Esta en nosotros el querer cambiar ese espíritu malo por otro bueno.
Tenemos la opción y la voluntad para lograrlo ,  ¿ y ese espíritu bueno donde esta ?  -  lo tiene Dios y nuestro Señor,   y esta a nuestra disposición desde el momento en que Jesús  recibe de Dios el Señorío sobre todas cosas,  en el cielo y en la tierra,  Pero no es tan fácil,  porque el corazón del hombre es de lo más retorcido,  un día decimos que si,   y al otro día decimos que no.
Pero así como las ciencias de este mundo lo aprendemos con esfuerzo,  también debemos hacer un gran esfuerzo  para lograr obtener el espiritu de Dios.
Aquí es donde  entra a jugar nuestra FE,  la FE entre otras cosas, es nuestra  lucha interna ,  y como el Espíritu Santo todo lo puede porque también es Dios,  todo el esfuerzo que hagamos para poseerlo, es poco.

Analicemos la siguiente lectura;   El pueblo Judío había sido esclavizado y deportado a Babilonia por haberse alejado de Dios,   pero había un resto de ese pueblo que no perdió las esperanzas de que algún día serían perdonados y  liberados por el único Dios,  
Uno de ellos llamado Nehemías copero mayor del rey Artajerjes  pide al rey  volver a Jerusalén para reconstruirla,  y lo sorprendente es que el rey concede a Nehemías lo que pedía,   un ateo jamás  podría aceptar que fue el Espíritu de Dios que tal vez por un momento, toco el corazón del rey  para que fuera misericordioso.



El viaje de Nehemías a Jerusalén

2 1 En el mes de Nisán, el vigésimo año del reinado de Artajerjes, siendo yo el encargado del vino, lo tomé y se lo ofrecí al rey. Como nunca había estado triste en su presencia,
2 el rey me preguntó: "¿Por qué tienes esa cara tan triste? Tú no estás enfermo. Seguramente hay algo que te aflige". Yo experimenté una gran turbación,
3 y dije al rey: "¡Viva el rey para siempre! ¿Cómo no voy a estar con la cara triste, si la ciudad donde están las tumbas de mis padres se encuentra en ruinas y sus puertas han sido consumidas por el fuego?".

4 El rey me dijo: "¿Qué es lo que quieres?". Yo me encomendé al Dios del cielo, 5 y le respondí: "Si es del agrado del rey y tú estás contento con tu servidor, envíame a Judá, a la ciudad donde están las tumbas de mis padres, para que yo la reconstruya".

6 El rey, que tenía a la reina sentada a su lado, me dijo: "¿Cuánto tiempo durará tu viaje y cuándo estarás de regreso?". Al rey le pareció bien autorizar mi partida, y yo le fijé un plazo.

7 Luego dije al rey: "Si el rey lo considera conveniente, se me podrían dar cartas para los gobernadores del otro lado del Éufrates, a fin de que me faciliten el viaje a Judá.

8 También podrían darme una carta para Asaf, el supervisor de los parques del rey, a fin de que me provea de madera para armar las puertas de la ciudadela del Templo, para las murallas de la ciudad y para la casa donde voy a vivir". El rey me concedió todo eso, porque la mano bondadosa de mi Dios estaba sobre mí.

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