DEPENDE DE NUESTRA FE
Cuando alguien asegura que habla con Dios y con Jesús o con la Virgen, la gente se ríen, y son los que van a los templos a orar.
Tal vez sea porque nadie les dijo que orar es hablar con Dios, y tampoco les enseñaron que cuando se habla con alguien, se debe esperar una respuesta, y si ese alguien es Dios, con más razón.
La oración no es un monólogo, el problema está en nuestra incredulidad, pero decimos que tenemos fe, sin embargo esa fe es menos que un granito de mostaza, porque no creemos que Dios responda a nuestra oración, ese es nuestro gran error , si no creemos no hay respuesta porque no creemos.
todos, creyentes en especial piden pruebas para creer, y resulta ser todo lo contrario, debemos creer y la prueba vendrá por añadidura.
Es costumbre entre las religiones cristianas, hacer una promesa si Dios les concede lo que piden, no debe ser así, de este modo estamos pidiendo pruebas para creer,
en cambio, si primeramente hacemos algo de lo que Dios nos pide e insistimos hasta que Dios nos conceda lo que necesitamos, con toda seguridad lo obtendremos y así tendremos también la prueba de que estamos en contacto con Dios, y nuestra fe se agranda.
Dios elige de entre la gente a sus servidores, y nadie sabe que puede ser elegido, cuando sucede, sus parientes , sus amigos y conocidos, no lo pueden creer, dudan porque no creen en Dios o creen que Dios actúa de la misma manera que los hombres,
Sin un hombre busca un empleo, por más habilidad e idoneidad que tenga, no le servirá de mucho a menos que tenga un título que lo certifique, Pero Dios no otorga ni cargos ni títulos a nadie, Dios mismo instruye a sus servidores y los envía en sus misiones, su única credencial es su fe, una fe que solo Dios puede ver.
VEAMOS LO QUE DICE JESUS
JUAN 4
43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea.
44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria.
45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm.
47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir.
48 Entonces Jesús le dijo: "Si no veis señales y prodigios, no creéis."
49 Le dice el funcionario: "Señor, baja antes que se muera mi hijo."
50 Jesús le dice: "Vete, que tu hijo vive." Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía.
52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: "Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre."
53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: "Tu hijo vive", y creyó él y toda su familia.
44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria.
45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm.
47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir.
48 Entonces Jesús le dijo: "Si no veis señales y prodigios, no creéis."
49 Le dice el funcionario: "Señor, baja antes que se muera mi hijo."
50 Jesús le dice: "Vete, que tu hijo vive." Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía.
52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: "Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre."
53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: "Tu hijo vive", y creyó él y toda su familia.
54 Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.
La señal es que Dios siempre está con nosotros, y lo estará hasta el fin del mundo, y la prueba depende de nuestra fe.
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