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PARATUBIENESTAR

ATRAPADOS POR LAS RIQUEZAS

Si buscamos hacernos ricos no tendremos tiempo para buscar a Dios,  y si ya somos ricos,  todo nuestro tiempo lo emplearemos para cuidar nuestras riquezas o acrecentarlas,  de este modo no  conoceremos a Dios,   salvo raras excepciones, los ricos se creen personas superiores, se creen más inteligente que los demás, no piensan que están en la mira de los que codician sus riquezas,  antiguamente, los pueblos que se hacían ricos por su astucia para el comercio,  luego eran saqueados por ordas salvajes que siempre están al acecho de los que más tienen. Los israelitas cayeron muchas veces en este error y por eso Dios permitió que los saquearan y los deportaran como esclavos, luego esos mismos saqueadores a su vez fueron saqueados
 
La opción es,  buscamos a Dios o buscamos riquezas. sin olvidar que Dios es la riqueza más grande que podemos aspirar


MATEO     19
 
El peligro de las riquezas
Mc. 10. 23-27 Lc. 18. 24-27

23 Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos.

24 Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos".
 
Dios nos ha dado la elección ,  podemos optar por  tener a Dios como Señor nuestro, o al dinero como un Dios pero no a ambos a la vez. 

25 Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".

26 Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".
 
Los hombres, tanto los ricos como los pobres no podemos entrar al Reino de los Cielos, el rico porque es rico y el pobre porque quiere ser rico.  Pero si el rico deja sus riquezas para seguir a Jesús, y el pobre deja de buscar riquezas para seguir a Jesús,  El los guiará hasta el Reino de los Cielos donde tendremos una vida muy superior al de un magnate de la tierra.
 
No se puede tener dos señores. no se puede amar a Dios y al dinero,  el camino del dinero es la puerta ancha que lleva a la perdición,  y  Jesús es la puerta angosta, el camino  que lleva a la salvación

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