EL FACTOR HUMANO
Vanidad, soberbia, pedantería... hay muchos nombres. En el fondo la intención es clara: creerse mejor que otros, pensar que uno debe ser admirado o respetado aunque diga tonterías, considerar que las opiniones propias son irrebatible
Sucede en todas partes, principalmente en las instituciones de cualquier orden, es aceptado por todos porque forma parte de la condición humana.
Pero en las cosas del Reino de Dios, es totalmente inaceptable, la libertad de pensar, razonar y decidir por si mismo, debe ser respetado cabalmente.
No puede haber fe en una persona cuya voluntad es dominada por la voluntad de otra persona aunque tenga la razón y la verdad.
Pero, ¿ quien conoce la verdad ? analicemos las palabras de Jesús, puesto que, El es el camino, la verdad y la vida :
LUCAS 10
17 Regresaron los 72 alegres, diciendo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre."
18 El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño;
20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos."
18 El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño;
20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos."
La humildad es imprescindible para conocer y recibir los poderes que menciona el Señor, incluido la fe, un hombre, vanidoso, soberbio y pedante, solamente causaría muchos daños a sus prójimos, por lo tanto, sería un error si Dios le otorgara , pero Dios es perfecto , nunca se equivoca , por está razón, Jesús exclamó lo siguiente:
21 En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
22 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."
23 Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!
24 Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron."
No lo vieron y no oyeron por causa de la vanidad, la soberbia, y otros males que nublan la visión y el entendemiento.
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