Blogia
PARATUBIENESTAR

CON LA MISMA MEDIDA


El corazón del hombre es lo más despiadado y difícil de curar,  su hipocresia lo lleva a cometer  terribles injusticias,  cuando se ve acorralado por sus faltas  ruega clemencia, pide tolerancia,  pero ante la falta de los demás se muestra intolerante  y no perdona ni toma en cuenta su injusticia,  inclinando la balanza siempre a su favor.
Sucede en todas partes y en todos los ordenes,  en cambio Dios, es tolerante, justo y misericordioso, no se fija en el monto  de lo que le debemos,  pero debemos tener en cuenta su perfección,  Dios nunca hará cosas imperfectas.
 
Si se perdona a una persona imprudente,  se volverá más imprudente aún
Si se perdona a una persona injusta, se volverá más injusta aún
Hay un tiempo para perdonar y es cuando la persona se arrepiente de sus faltas, pero solo Dios conoce  lo que hay en nuestros corazones,   no obstante nosotros también debemos perdonar  pero  sin dejar de advertir el peligro que corren las personas por sus pecados , es decir  sus mentiras y su impiedad, sus indiferencia  ante la necesidad de los otros, porque de la misma manera que juzgamos , de la misma forma seremos juzgados.
 
Mientras estamos en este mundo debemos reflexionar sobre nuestras conductas, tomar conciencia de nuestros errores y arrepentirnos,  pero, ¿ quien sabe el tiempo que nos queda ?   - no lo sabemos, la muerte  llega sin avisar como un ladrón,  entonces llega el juicio,   ¿ seremos libre o seremos encarcelados hasta pagar el último centavo que debemos ?  -   Usted es su propio juez.
 
 
 
 
21 Entonces se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".

22 Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

23 Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.

24 Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.

25 Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.

26 El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".

27 El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.

28 Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes".

29 El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda".

30 Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

31 Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.

32 Este lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.

33 ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?".

34 E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.

35 Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".

0 comentarios