PARA SER UN BUEN SERVIDOR DEL SEÑOR

Nadie puede ser un buen médico si primeramente no va a la universidad y practica lo que aprendió, como tampoco nadie puede ser un buen soldado si primeramente no recibe una buena instrucción y entrenamiento apropiado para ir a a la guerra, de lo contrario, no sería un buen médico o un buen soldado, ambos serían un fracaso


Mateo 9: 14 - 1714 Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?»
El ayuno consiste en privarse del alimento diario, un alimento que es para el cuerpo, pero el ayuno más doloroso es el del conocimiento de la Palabra de de Dios, el Evangelio, que es el alimento del alma

15 Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán.
Mientras Jesús estaba con sus discípulos, les proveía del alimento de la Palabra de Dios que es la sabiduría, por lo tanto, sus discípulos no podían estar ayunas,  luego cuando el Hijo de Dios volvió al Cielo, la gente quedó en "ayunas" - y hasta el día de hoy - la gran mayoría de los "cristianos, siguen en ayunas", porque el mundo les ofrece tentadoras opciones que más les agrada, pero que tiene un triste final.

16 Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor.17 Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan.»
Si solo nos conformamos con oír la Palabra de Dios sin ponerlas en práctica, es como remendar un vestido viejo con un paño nuevo, o como echar vino nuevo en pellejos viejos, el pellejo viejo no puede resistir el vino nuevo y termina por reventar.
Así es la Palabra de Dios, hay que practicarla y pasar por muchas pruebas dolorosas para llegar a ser un pellejo muevo que pueda contener el Espíritu de Dios.