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PARATUBIENESTAR

EL RENCOR ES CAUSA DE ENFERMEDADES INCURABLES

El perdón de las ofensas
Si alguien te ofende de alguna manera y luego se arrepiente y te pide perdón, es bueno para ti y para el  la reconciliación,  de lo contrario ambos enfermaran ,  no lo olvides,  la mayoría de las enfermedades incurables tiene  sus causa en el rencor"
 
 
MATEO  18
21 Entonces se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".
22 Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
siempre

La parábola del servidor despiadado
 
Todo lo que somos y lo que seremos en la vida después de la muerte, se lo debemos a Dios,  porque El perdona todas nuestras ofensas,  ya que todo lo malo que hacemos, se vuelve contra nosotros como un boomerang,  y así sufrimos nuestros propios errores,  del mismo modo, también nosotros tenemos que perdonar,  ya que el perdón es parte de la misericodia, y la misericordia es amor al prójimo,  Dios es perfecto,   la perfección impide que una persona incapaz de perdonar tampoco puede ser perdonado.


23 Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
24 Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.
25 Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
26 El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".
27 El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
28 Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes".
29 El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda".
30 Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
31 Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.
32 Este lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
33 ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?".
34 E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
35 Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".

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