YO SOY MI PROPIO JUEZ

En la siguiente lectura, podemos ver la trampa que le tendieron a Jesús y en la que todos podemos caer,  a menos que hagamos las cosas con la ayuda de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo,   la lectura nos enseña que jamás debemos  menoscabar al enemigo .

 

 

 

Juan 8

1Jesús se fue al monte de los Olivos.
2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.
3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio
4 y le dicen: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?"
6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.

 

La trampa estaba tendida, si Jesús decía que cumplieran con la Ley de Moisés, caía en la trampa,  puesto que Jesús predicaba el perdón, y si decía que  no,  también caía en la trampa,  ya que dirían que Jesús se oponía a la ley. 

7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra."

 

La respuesta de Jesús  los descolocó totalmente,  y nos sirve de lección ya que si juzgamos  los pecados de los demás, también seremos juzgados por los nuestros, 

 

8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.
9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.
10 Incorporándose Jesús le dijo: "Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?"
11 Ella respondió: "Nadie, Señor." Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más."

 

Muchos dirán, ¿ que pasará con los pecadores ?  ¿ acaso podemos pecar con impunidad ? -  de ninguna manera,   lo dice Jesús ,  " vete y en adelante no peques más "

Cuando Jesús resucito de entre los muertos, todos nuestros pecados fueron perdonados, pero de ahí en adelante, no debemos pecar más,  si lo hacemos,  nos condenamos a nosotros mismos,  ya no es Dios quien condena mis pecados si no yo mismo,  de este modo me convierto en mi propio juez, mientras tenga vida en este mundo, tengo tiempo de arrepentirme,  pero no debo perder mi tiempo,  la muerte puede sorprenderme en cualquier momento como un ladrón.